en elaboración… (2022-05)
Escrito por Iker Sesma Martínez.
Última actualización: 2019/02/19 – 17:03.
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Imaginemos que el chico de la foto se llama David y que está formándose para ser un sumiller profesional. Es su pasión y está convencido de lograrlo algún día. Como adelantaba al principio del post, un sumiller es un experto que en un restaurante sugiere y ofrece distintas opciones de vinos y licores a la clientela. En Wikipedia podemos encontrar una amplia descripción de sus funciones aunque para explicar nuestra metáfora nos quedaremos con las cinco del siguiente índice:
Índice de Contenidos
A priori parece evidente, ¿no? Analicemos un poco cada uno de ellos.
Si nuestro aspirante a sumiller David mirara la estantería de vinos con los mismos ojos que nosotros miramos la lista de fuentes instaladas en nuestro ordenador, jamás llegaría a nada. Recorrer de A a Z esa lista desplegable, leyendo la palabra Muestra escrita de 100 formas diferentes, es como si David enloqueciera y se pusiera a descorchar botellas al azar, bebiendo de aquí y de allí. Él terminaría borracho y nosotros frustrados (parece que salimos peor parados) y, en ambos casos, acabaríamos eligiendo la última muestra probada (que no la mejor, seguro).
Pero entonces, ¿por dónde debemos empezar? El camino es largo, pero un buen primer paso sería conocer dónde buscar tipografía. A día de hoy tenemos a nuestra disposición grandes catálogos, tanto de pago como de libre uso (gratuitas). Dentro de estas últimas, destacan Google Fonts y Font Squirrel, ambas de total fiabilidad tanto para uso personal como comercial, además de estar respaldadas por diseñadores profesionales y los propios autores y/o distribuidores de las tipografías.
En estas webs tendremos fuentes para hartarnos, pero es un buen comienzo: ver cómo las clasifican, qué licencia tienen (importante que nos vaya sonando este concepto), descargarlas para probarlas (¿cómo probar una tipografía?) y encontrar diferencias que hasta ahora se nos escapaban. Mientras lo hacemos, estaremos avanzando hacia el segundo punto: apreciar los matices.
Más adelante, ya profundizaremos en las tipografías de pago (por ejemplo myfonts.com) y/o de alquiler (sí, también hay de alquiler).
Pero antes de saltar al siguiente punto, pausa. Quizá te estés preguntando ¿por qué buscar tipografías en estas webs y no en otras? La idea en este caso es evitar la basura tipográfica. ¿Qué es esto? Fuentes pirateadas que no son iguales a las originales aunque lo parezcan, que contienen graves errores de diseño (falta de acentos o tener mal ajustados los espaciados) o que cuentan con licencias “trampa” que después pueden venirnos en contra y hacer que nos pillemos los dedos. Por ello, hay que tener cuidado si entramos en dafont.com y, sobre todo, evitar lo que todos hemos hecho alguna vez: buscar la tipografía de turno en Google con la coletilla free o download.
No olvidar que estamos buscando nuestra profesionalidad en el diseño igual que David busca jugar en primera división. Él quiere ofrecer a su clientela los mejores vinos y no imitaciones baratas que sepan parecido. Nosotros tenemos que hacer lo mismo.
Artículo de Daniel Rodriguez Valero sobre cómo empezar a cacharrear con la tipografía.
Acabamos de ver dos grandes catálogos con los que poder comenzar nuestra andadura tipográfica. Con ellos, podremos investigar y analizar los detalles de cada tipo de letra, que hará que vayamos educando nuestro ojo y desarrollando nuestra percepción. Sin embargo, para adentrarnos en esta segunda fase, titulada “Apreciar sus matices”, deberemos de aprender cómo se construyen las letras y, para ello, tocará estudiar.
¿Qué son las letras?
Antes de entrar en harina, entendamos bien de qué estamos hablando. Las comúnmente llamadas letras, son en realidad los elementos base de la forma escrita de un lenguaje, que construyen nuestro alfabeto. Estos signos son fundamentales para nuestra comunicación visual y facilitan que podamos ampliar nuestros conocimientos y construir nuestra memoria por medio de la lectura y la escritura.
Por ello, en cualquier comunicación visual, el diseño de estas letras debe de considerarse tan importante como la gama cromática o las fotografías elegidas. Las letras son signos que en su esencia son dibujos que pueden expresarse de muy diferentes maneras, por lo que deberíamos de elegir una que fuera acorde con el resto de los elementos de nuestra composición, en función de lo que queramos transmitir.
Tipos de escritura
Después de lo visto hasta ahora, podríamos hacer la siguiente reflexión: todas las letras se leen pero, ¿también todas las letras se escriben? Quiero distinguir tres formas de escritura: la caligrafía, la rotulación (lettering) y la que nos ocupa en este caso, la tipografía. Esta, la definiremos como la disciplina de componer con letras prefabricadas (característica fundamental, definición de Gerrit Noordzij); cada letra la podríamos considerar como una obra en sí misma, diseñada previamente con la intención de que al juntarla con otras de su misma división (el resto de las letras del alfabeto y de la póliza a la que pertenece, como ya veremos) se conformen textos que comuniquen un mensaje.
La caligrafía y la rotulación (lettering) son otras dos disciplinas que sí guardan relación con la tipografía, pero que no son lo mismo. No entraremos aquí en los entresijos que las asocia y diferencia, pero dejo dos artículos que divagan sobre ello.
Artículo de Daniel Rodriguez Valero sobre las diferencias entre caligrafía, lettering y tipografía.
Conceptos básicos
Es conveniente que nos vayamos familiarizando poco a poco con la extensa terminología. La definición principal ya la hemos dado (citando las palabras de Noordzij) pero hay que recordar que con tipografía también podemos estar refiriéndonos a una clase de letra en concreto. Igual sucede con fuente y tipo, que a día de hoy son usados habitualmente para referirse a lo mismo, aunque en este caso no sea la manera más adecuada.
Veamos estos conceptos y otros, tomando como ejemplo la conocida tipografía Times New Roman.
Originalmente bautizada como Times, fue encargada por el diario The Times en 1931 y diseñada por Stanley Morison junto a Starling Burgess y Victor Lardent. La que conocemos es su versión digital, Times New Roman, famosa por ser la tipografía por defecto en algunos editores de texto durante muchos años.
Al margen de las particularidades de su historia, la Times New Roman es en realidad una familia tipográfica que está compuesta por diferentes variantes dentro de su propio estilo (estilo, idea gráfica, concepto, diseño…) como pueden ser la cursiva, la negrita o la chupada. A cada una de estas variantes llamaremos póliza o fuente. A su vez, cada póliza o fuente estará formada normalmente por el abecedario completo (incluyendo números, signos, etc); a cada uno de estos elementos llamamos glifo o tipo.
Para profundizar más, dejo un enlace al Glosario Tipográfico en el que voy añadiendo nuevas definiciones, aclaraciones y ejemplos.
El espacio vacío
Otro concepto fundamental en la manera en la que se construyen las letras es el contragrafismo, o lo que es lo mismo, la manera en la que el espacio vacío rodea las letras.
Una de las primeras lecciones en diseño gráfico (aplicable a cualquier composición visual) es la teoría de los espacios positivo y negativo, donde el uno siempre influye irremediablemente en el otro. En tipografía, grafismo y contragrafismo tendrán la misma importancia ya que el contraste entre ellos será clave para la legibilidad.
Tipografía no es solo el diseño de letras, sino la composición del conjunto de ellas en un espacio delimitado, con el cometido de hacer el mensaje a transmitir lo más legible posible. Casi nada.
Tras comprender esto, presté atención a mi manera de escribir; las formas que empleaba para cada letra, los espacios, lo que transmitía mi letra escrita en general… ¿Era legible? ¿Invitaba a la lectura? ¿Qué partes eran mejorables?
No se trata de redefinir nuestra manera de escribir (aunque nunca esté de más mejorarla), pero sí es cierto que la práctica de caligrafía será de gran ayuda para componer mejor y entender cómo se construyeron las letras tipográficas. Antes de ser tipografía, esos glifos fueron primero texto caligráfico y rotulación después. ¿Qué mejor manera de comprenderlo que practicando nosotros mismos?
Así, veremos cómo los trazos crean formas, huecos, ligaduras… que después serán letras, palabras y frases. Según escribimos, se van definiendo forma y contraforma in situ.
Más, mucho más
Hay más, mucho más… 😀
Los trazos que forman las letras (y que finalmente las identifica y define) también tienen sus nombres: asta, anillo, cola, ojo, oreja, ascendente, descendente, ápice, terminal… Deberemos de conocerlos todos (ver glosario tipográfico).
¿Qué más podemos hacer? Un ejercicio con el que disfrutaba mucho era el de crear el espécimen de una familia tipográfica. Ayudándome de software de diseño, tiraba líneas base marcando la altura de la x y de las mayúsculas, y colocaba todos los glifos consecutivamente. Después, glifo a glifo, colocaba cada uno en un A4 y lo imprimía. Así, conseguía ver todos los detalles y sacar conclusiones.
Otro posible ejercicio es el de identificar tipografías. Estamos continuamente expuestos a anuncios, carteles, logos, otros diseños… Puede que veamos una que queramos saber cuál es. Para ello existen herramientas como apps y webs que nos dan esta información a partir de una simple fotografía. Puede parecer demasiado friki pero… no veáis cómo engancha.
Además de identificarlas, también tendremos que memorizarlas. Seguro que alguna vez nos ha sorprendido la facilidad con la que algunos identifican tipografías. «Esa es la Caslon». Se nos puede dar mejor o peor pero tendremos que ir recordándolas. Existen algunos juegos con los que ponernos a prueba mientras vamos aprendiendo. Escribí un post citando algunos de ellos.
Espero que nadie se haya desanimado ante este aluvión de información, ya que es ahora cuando comienza lo divertido.
Próximamente…
Iker Sesma Martínez
¿Dudas o aportaciones? Escríbeme: filosofiagiveevig[at]gmail.com